MAÑANA
¡Oh, si realmente me . . . libraras del mal!
¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación. — El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.
Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Solo dame mi pan cotidiano; no sea que me sacie y te niegue o diga: “¿Quién es el SEÑOR?”. No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.
El SEÑOR te guardará de todo mal; él guardará tu vida. — Te libraré de la mano de los malos y te rescataré de la mano de los tiranos. — Aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel que fue engendrado de Dios lo guarda y el maligno no lo toca.
Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra. — El Señor sabe rescatar de la prueba a los piadosos.
1 CR. 4:10. Lc. 22:46. — Mt. 26:41. Pr. 30:7-9. Sal. 121:7. — Jer.15:21. — 1 Jn. 5:18. Ap. 3:10. — 2 P. 2:9.