MAÑANA

Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió al instante sangre y agua.

      He aquí la sangre del pacto que el SEÑOR ha hecho con ustedes — La vida del cuerpo está en la sangre, la cual yo les he dado sobre el altar para hacer expiación por sus personas. — Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.  

      [Jesús] les dijo: Esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada a favor de muchos. — Entró una vez para siempre en el lugar santísimo logrando así eterna redención, mediante su propia sangre. — Paz mediante la sangre de su cruz.  

      Tengan presente que han sido rescatados . . . no con cosas corruptibles como oro o plata sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha y sin contaminación; . . . manifestado en los últimos tiempos por causa de ustedes.

     Esparciré sobre ustedes agua pura y serán purificados. Los purificaré de todos sus ídolos. — Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia.  

JN. 19:34. Ex.  24:8. — Lv.  17:11. — He.  10:4.  Mr.  14:24. — He.  9:12. — Col.  1:20.  1 P.  1:18-20.  Ez.  36:25. — He.  10:22.

NOCHE

Amén.

      Amén! Así lo diga el SEÑOR. — Cualquiera que sea bendecido en la tierra será bendecido por el Dios de la verdad [Heb. El Amen], y el que jure en la tierra jurará por el Dios de la verdad [El Amen].

      Cuando Dios hizo la promesa a Abraham, puesto que no podía jurar por otro mayor juró por sí mismo. Porque los hombres juran por el que es mayor que ellos, y para ellos el juramento para confirmación pone fin a todas las controversias. Por esto Dios, queriendo demostrar de modo convincente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, la garantizó con juramento: para que, por dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo estímulo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta por delante.  

      El Amén, el testigo fiel y verdadero, . . . dice estas cosas. — Porque todas las promesas de Dios son en él “sí” y, por tanto, también por medio de él decimos “amén” a Dios, para su gloria por medio nuestro.  

     ¡Bendito sea el SEÑOR Dios, Dios de Israel! Solo él hace maravillas. ¡Bendito sea para siempre su nombre glorioso! Amén y amén.  

MT. 6:13. 1 R.  1:36. — Is.  65:16.  He.  6:13,  16-18.  Ap.  3:14. — 2 Co.  1:20.  Sal.  72:18,  19.

Publicado originalmente en inglés bajo el título Daily Light on the Daily Path por Samuel Bagster and Sons, Ltd., Londres. Salvo otra indicación, las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera Actualizada 2015. © 2015, Editorial Mundo Hispano. Usada con permiso.