MAÑANA
Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones.
Agradó al Padre que en él habitara toda plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo mismo todas las cosas, . . . habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz. — La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.
Yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal. — Vengan, pues, dice el SEÑOR; y razonemos juntos: Aunque sus pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
¿Qué Dios hay como tú que perdona la maldad?
Reconcíliate, [con El] y por ello te vendrá prosperidad. — Ocúpense en su salvación con temor y temblor; porque Dios es el que produce en ustedes tanto el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad. — SEÑOR, tú estableces paz para nosotros, porque también realizas por nosotros todas nuestras obras.
2 CO. 5:19. Col. 1:19, 20. — Sal. 85:10. Jer. 29:11. — Is. 1:18. Mi. 7:18. Job 22:21. — Fil. 2:12, 13. — Is. 26:12.